Travesía de luz y saber: Andrea Fellner, 30 años de hacer universidad
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Travesía de luz y saber: Andrea Fellner, 30 años de hacer universidad
Con el trazo fino de una diseñadora y la intuición de una formadora, la académica ha hilado tres décadas de aportes al ITESO. El 15 de mayo recibirá la distinción de Profesora Emérita, como homenaje a una trayectoria entre la forma, el fondo y el sentido.
Óliver Zazueta
Desde hace 30 años, Andrea Mónica Fellner Grassmann observa la vida universitaria como quien contempla un tejido: desde múltiples ángulos, con atención al detalle y apertura al cambio. En el ITESO ha sido diseñadora, docente, investigadora, directiva y procuradora de los derechos universitarios; siempre hilando conexiones entre saberes, personas y propósitos.
Este tránsito por diversas encomiendas en el campus la ha llevado a ser aprobada por la Junta de Gobierno para recibir la distinción como Profesora Emérita el próximo 15 de mayo, reconociendo una larga trayectoria académica que se caracteriza por una manera particular de ser y proceder, encarnando la misión de excelencia de la universidad y sus Orientaciones Fundamentales (OFI).
Para tener el reconocimiento como Profesor Emérito es necesario haber sido profesor titular del ITESO por lo menos durante 20 años, de manera continua o discontinua; estar en ejercicio pleno de sus funciones académicas, tener al menos 60 años de edad a la fecha de la distinción, ser propuesto al Consejo Universitario por un organismo colegiado y no ser miembro titular del Consejo Universitario ni de sus comités, ni propietario o suplente de la Junta de Gobierno.¿¿¿
Vida interdisciplinar
A sus 64 años, la académica de origen alemán está medio tiempo en el Centro Interdisciplinario para la Formación y la Vinculación Social (Cifovis) del ITESO, mientras que el otro 50 por ciento de sus labores en la universidad lo desempeña como procuradora de los derechos universitarios. “Es algo que voy a agradecer toda mi vida. Haber tenido tantas oportunidades y que se dieran de manera orgánica”, menciona.
Llegó a la institución en 1995, cuando la Licenciatura en Diseño daba sus primeros pasos, a la que llegó para incorporarse como profesora. Egresada de la Escuela de Bellas Artes de Stuttgart, su formación inicial de estudios superiores era en diseño gráfico y textil. En el ITESO hizo la Maestría en Comunicación. No obstante, ya tenía 10 años en el país y había trabajado en el despacho de diseño de Felipe y Mito Covarrubias desde los 24 años.
“Me encantó México, desde la mirada de diseñadora me encantaron la luz, los colores y los olores. Recuerdo mucho las primeras visitas a los mercados. Me gustó mucho la cuestión de las artesanías y el arte. Me gustó que las personas son muy abiertas, es muy fácil relacionarse con los mexicanos. En Europa es otra historia, aunque esto también ha ido cambiando conforme los países cada vez son más multiculturales”, considera.
En el Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU), al que está adscrita la Licenciatura en Diseño, le tocó el desarrollo de las primeras generaciones de alumnos de esta profesión. “Me apasiona mucho trabajar con jóvenes porque es un proceso que está en constante movimiento, porque todas las generaciones de alumnos son diferentes y, en consecuencia, también sus necesidades y su manera de acercarse a las cosas y de entender el mundo, es algo fascinante. Esa etapa me cambió mucho la visión y sentido de diseñar. Sé que ahora ya hay varias escuelas en México que han adoptado la idea del diseño pensándolo en su integralidad y desde la solución de problemas”, dice.
En el ITESO demostró habilidades que van más allá de la academia y que la llevaron a sitios insospechados. “Toda mi trayectoria se ha compuesto por muchos eventos y momentos inesperados”, admite. Luego de estar en la coordinación de la Licenciatura en Diseño, conociendo las dinámicas de la docencia en la universidad y la atención a alumnos y el rediseño curricular, le ofrecieron la dirección del DHDU, “fue todo un discernimiento, pero me dieron una noche para pensarlo y consultarlo con la almohada”.
Ese, confiesa, fue un reto muy grande porque en aquel tiempo el DHDU ya era uno de los departamentos más grandes y complejos de la universidad. “Nadie te instruye cómo ser director. Entonces fue muy lindo, hicimos varios proyectos grandes en ese tiempo, el construir con las personas del departamento y toda la parte académica fue muy interesante por los diferentes campos disciplinarios y porque es un departamento que ahora tiene talleres y laboratorios. También me tocó la implementación de los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) y su propuesta formativa”, explica. En ese encargo se quedó seis años, de 2008 a 2014.
Luego de un periodo sabático, regresó para convertirse en docente de Proyectos de Aplicación Profesional (PAP). Pero en diciembre de 2019 fue invitada a ser directora del Cifovis, del que estuvo a cargo hasta 2023, y le tocó vivir la pandemia. “Ese también fue un gran reto porque es un centro que tiene la capacidad de fortalecer y fomentar la articulación universitaria” asegura.
Terminando su ciclo, a finales de 2023, le llegó la propuesta de ser procuradora. Desde entonces divide su tiempo con la responsabilidad como académica del Cifovis. “Me gusta sobre todo por el contacto con todas las personas de la universidad. Desde la procuraduría se atiende a todos los integrantes de la comunidad. Eso me ha permitido, desde otro ángulo, conocer a la universidad y a sus personas”.
Ser nombrada emérita es una sensación muy placentera, reconoce, en especial teniendo en cuenta que la suya no ha sido una trayectoria meramente académica, sino que la ha combinado con actividades administrativas. “Me honra y me gustaría verlo como un reconocimiento, que desde luego es hacia mí, pero al mismo tiempo, a todos los equipos de trabajo interdisciplinarios y colaborativos. Sin esto, no se hubiera dado eso”.
¿De lado de la docencia, cuál es la principal enseñanza que te dejó ejercerla?
“Como maestra aprendí mucho y lo sigo haciendo. Que los procesos estén centrados en los alumnos, en sus experiencias, en esa gran necesidad de construir el aprendizaje en conjunto con ellos. Cada generación es tan diferente, entonces hay que tener esta constante flexibilidad como profesor, para poder reaccionar ante estos constantes cambios. En los últimos años, mi docencia ha estado más centrada en el PAP, y esto se suma para ampliar estos escenarios y situaciones de aprendizaje, integrando escenarios externos, con las comunidades, con nuestros actores sociales; esto me ha fascinado, ese sentido ignaciano, de construir desde y en conjunto con los demás, creo que a nivel formativo es un reto”, concluyó.
diseño
proyectos de aplicación profesional